EL decibelio (dB) es la unidad de medida del ruido. Un nivel de 20 a 30 dB indica silencio. A partir de 120 dB se supera el umbral del dolor donde el ruido es insoportable y puede producir daños irreparables.
Dentro de los inconvenientes que plantea una vivienda, destaca fundamentalmente el nivel de ruidos: el sonido de la calle, de los vecinos, incluso de los propios habitantes de la vivienda. Además, la sociedad del siglo XXI es más ruidosa que nunca.
Las viviendas actuales no están preparadas para soportar el nivel cada vez más elevado de contaminación acústica. A esto hay que añadir el grado inadecuado de aislamiento acústico, particularmente en los tabiques.
La contaminación acústica causa trastornos del sueño, estrés, irritabilidad, alteraciones del ritmo cardiaco y respiratorio o falta de concentración, entre otros. Una lavadora común se sitúa en los 70 decibelios, y el ruido normal de la calle, en 80.
Para percibir una mejoría del confort acústico la reducción del ruido debe ser superior a 3 dB.
En un hogar podemos encontrarnos con diferentes fuentes de ruido. Desde ruidos procedentes del exterior: de la calle, tráfico, aviones, etc….
A ruidos procedentes del mismo edificio, tales como: vecinos, televisión, electrodomésticos, instrumentos musicales, calderas, ascensores, puertas garajes, tacones, caída de objetos, fiestas, discusiones, niño llorando, etc.
Para todos ellos la mejor solución para evitarlos es tener un buen sistema de aislamiento.